La danza es una de las formas más antiguas de comunicación y expresión humana. Desde siempre ha sido una parte integral de muchas culturas alrededor de todo el mundo. Pero además de ser una forma de arte y entretenimiento, la danza también puede tener un impacto realmente positivo en el desarrollo cognitivo de las personas. 

La danza implica, de por sí, tener cierta coordinación y memoria. Cuando se aprende una coreografía, se deben recordar una serie de movimientos y coordinarlos con la música correspondiente. Esto no solo mejora la memoria a corto y mediano plazo, sino que también ayuda a desarrollar habilidades para el largo plazo. 

A medida que los bailarines avanzan en su entrenamiento, aprenden a  coordinar movimientos más complejos y se vuelven más hábiles en la resolución de problemas corporales. 

Por otro lado, la danza ayuda al desarrollo cognitivo porque tiene la capacidad de mejorar la atención y la concentración. Cuando se baila, es necesario concentrarse en la música, el ritmo y los movimientos, todo combinado al mismo tiempo. 

Es una forma de entrenar el cerebro para concentrarse en una tarea y bloquear distracciones externas. Esto, en muchos ambientes se conoce como atención selectiva, es decir, que uno puede concentrarse únicamente en una tarea (como los movimientos) e ignorar todo aquello que resulta irrelevante para la actividad. 

Otro beneficio de la danza que se involucra en el desarrollo cognitivo es la capacidad de influir en la creatividad y la imaginación. Cuando se baila, se fomenta la exploración de diferentes movimientos y formas de expresión de las emociones. Se trata de una actividad no sólo teórica, sino en gran medida experimental. 

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